Ascenso a Sierras Azules, una tradición en las alturas

La noche es testigo de miles de luces que iluminan un angosto camino hacia el cielo en medio de la madrugada del sábado santo. Todos los años, en pascua, tiene lugar una tradición sanjuanina que nació por un milagro: El ascenso a Sierras Azules. 

Todo comenzó en la década de 1950, cuando un vecino de Zonda, a punto de morir por una enfermedad, prometió que si se salvaba subiría una imagen religiosa a la cima de la montaña. El hombre sanó en pocos días y cumplió su promesa, cargando una imagen de la Virgen por un camino peligroso. 

La historia se hizo conocida y con el correr de los años muchos promesantes comenzaron a realizar el mismo peregrinaje, siempre de noche. A finales de la década de 1990 la iglesia católica comenzó a acompañar a la comunidad zondina que organizaba este acto de fe. 

El camino Nocturno

El ascenso no es fácil: el camino es angosto, a veces con piedras filosas que amenazan a los inexpertos, piedras sueltas y el viento que sopla con fuerza a veces desbalanceando el andar de los que se aventuran a caminar por una huella que desaparece en medio de la montaña. Pero entonces, si es tan peligroso ¿Por qué se asciende de noche? La respuesta es simple: El sol, los rayos del astro queman la piel desde los primeros minutos de la mañana.

Esta tradición es un desafío físico y mental, pero llegar hasta la cima y poder contemplar el valle de Zonda, Ullúm, y el Valle de Tulum renuevan el espíritu. Para los sanjuaninos, Sierras Azules es el camino hacia las estrellas.