YouCut_20250416_145932754

La piedra que resucitó a los faraones

Estuvo casi 1400 años en el olvido: la épica de un egiptólogo autodidacta y la coincidencia militar que reveló la clave para leer los secretos de los templos y las tumbas de los faraones por primera vez.

Historia09/10/2025Redacción EnSanJuanRedacción EnSanJuan

Negro y Blanco Moderno Vintage Farmacia Reapertura Comercial Horizontal Car_20250416_143553_0001-1

piedra-rosetta

La Piedra Rosetta no es solo un artefacto; es la prueba tangible de que la persistencia humana puede vencer siglos de silencio. Descubierta en el verano de 1799 durante la Campaña de Napoleón en Egipto, cerca de la ciudad portuaria de Rossetta (hoy Rashid), esta losa de granodiorita oscura (una roca volcánica parecida al granito) contenía la clave para desbloquear una civilización completa que había permanecido inaccesible por más de 1.400 años. Su hallazgo fortuito, realizado por un grupo de soldados franceses dirigidos por el oficial Pierre-François Bouchard al demoler un antiguo muro, significó el inicio de la egiptología moderna y el fin de uno de los mayores enigmas históricos.

piedra-rosetta


El verdadero valor de la piedra radica en su texto, que es un decreto emitido en Memphis en el año 196 a. C. por un consejo de sacerdotes egipcios, con el objetivo de honrar al joven faraón Ptolomeo V Epífanes por sus donaciones al clero. Lo que hace único a este documento es que la ordenanza está grabada tres veces, en tres escrituras distintas, permitiendo por primera vez a los estudiosos comparar un texto conocido con uno desconocido. Este triple registro convirtió a la piedra en el primer y más crucial diccionario trilingüe del mundo antiguo, un regalo involuntario del Egipto helenístico a la posteridad.

images (79)


Las tres escrituras del decreto son: jeroglíficos (el guion sagrado, usado para textos religiosos o formales), la escritura demótica (el guion popular y cursivo, utilizado en la vida cotidiana en Egipto) y el griego antiguo (el idioma de la administración en ese momento, tras la conquista de Alejandro Magno). Los jeroglíficos y el demótico estaban completamente olvidados, pero el griego antiguo era bien conocido por los académicos europeos. La inscripción griega concluye con una nota crucial: "este decreto estará escrito en la escritura de las palabras divinas [jeroglíficos], la escritura de los documentos [demótico] y la escritura de los griegos", confirmando la equivalencia de los tres textos.


Tras la derrota de los franceses ante los británicos en 1801, la piedra fue entregada a las autoridades inglesas bajo los términos del Tratado de Alejandría. Fue transportada a Londres, donde ha permanecido como la pieza más famosa de la colección del Museo Británico desde 1802. Aunque el acceso al artefacto se hizo universal a través de reproducciones y copias exactas, el desafío de la traducción siguió siendo monumental, ya que la escritura demótica y los jeroglíficos se habían ramificado y complicado considerablemente a lo largo de los siglos.
Los primeros avances significativos llegaron de parte del académico inglés Thomas Young, quien demostró en 1814 que los cartuchos (los óvalos que encierran nombres) contenían caracteres fonéticos y logró identificar correctamente el nombre de "Ptolomeo" y, posteriormente, el de "Berenice" en el texto jeroglífico. Su trabajo fue crucial al postular que los jeroglíficos eran una mezcla de caracteres fonéticos e ideográficos, no solo dibujos simbólicos como se pensaba hasta entonces, sentando las bases para el desciframiento completo.

images (80)


El éxito final se le atribuye al joven lingüista francés Jean-François Champollion. Trabajando de forma independiente y basado en las transcripciones de la piedra (que se encontraban disponibles en París), Champollion confirmó en 1822 que los jeroglíficos eran, de hecho, un sistema complejo que combinaba elementos fonéticos (sonidos) e ideográficos (ideas). Su brillantez residió en comprender que los jeroglíficos se podían leer de forma similar a un alfabeto, al menos en los nombres de origen extranjero, demostrando que los jeroglíficos no eran una escritura simbólica estática.


La revelación de Champollion se presentó a la Academia de Inscripciones y Lenguas Antiguas de París en una carta famosa, conocida como la "Lettre à M. Dacier" (1822), dirigida al secretario de la Academia. Este documento marcó la fecha oficial del desciframiento, abriendo así las compuertas a la lectura de los templos, tumbas y papiros egipcios. El historiador y arqueólogo Toby Wilkinson señala que este logro "no solo permitió leer textos, sino comprender la propia mentalidad egipcia" al acceder a sus registros directos y no solo a través de relatos griegos.


A pesar de su fama como la "llave", la Piedra Rosetta es en realidad solo una copia de una estela estándar de la época y solo un fragmento de la original. Faltan varias líneas de texto, especialmente en la parte superior con los jeroglíficos. De hecho, fue la comparación con copias de otros decretos bilingües posteriores, como el Decreto de Canopo y el Decreto de Menfis, lo que permitió a Champollion y otros confirmar definitivamente la estructura gramatical y fonética de la escritura.


La piedra es hoy uno de los objetos más visitados del Museo Británico y ha sido objeto de controversia diplomática, con Egipto solicitando su devolución en varias ocasiones, al considerarla parte fundamental de su patrimonio nacional. El arqueólogo y exministro de Antigüedades de Egipto, Zahi Hawass, es uno de los principales promotores de su retorno, argumentando en publicaciones y conferencias que la pieza debe estar en el país de origen para inspirar a las nuevas generaciones de egiptólogos.
En retrospectiva, la Piedra Rosetta es más que un artefacto, Es un recordatorio de la interconexión de las civilizaciones, el triunfo del ingenio lingüístico y la importancia de la colaboración académica internacional. Los jeroglíficos pasaron de ser herméticos garabatos a ser la viva voz de los faraones y sus súbditos, todo gracias a un decreto político menor, grabado en granito en el siglo II a. C., que estaba destinado a durar para siempre.

images (78)


FUENTES: La Piedra Rosetta y el Decisivo Despegue de la Egiptología, National Geographic; La Piedra Rosetta, Museo Británico; The Rosetta Stone and the Decipherment of Egyptian Hieroglyphs, The British Museum Research Paper (Parkinson, R.B.); La Historia del Egipto Antiguo (Wilkinson, Toby); Crónicas del Antiguo Egipto (Grimal, Nicolas); The Rosetta Stone, BBC History; Egyptian Mythology: A Guide to the Gods, Goddesses, and Traditions of Ancient Egypt (Mark, Joshua J., Ancient History Encyclopedia); The Complete Gods and Goddesses of Ancient Egypt (Wilkinson, Richard H.); Champollion: The Decipherer of the Rosetta Stone (Andrews, Carol); Descodificando el Antiguo Egipto (Allen, James P.); How to Read Egyptian Hieroglyphs (Collier, Mark & Manley, Bill); The Great Courses: Deciphering the Rosetta Stone (O'Connor, David B.); National Geographic Magazine (Varios números sobre Egipto); The Met's Egyptian Art (Various Authors); Cartouche: Deciphering the Rosetta Stone (Ray, John D.); La egiptología en el siglo XXI (Hawass, Zahi); Young and Champollion: The History of the Decipherment of the Rosetta Stone (Pope, Maurice).

Negro y Blanco Moderno Vintage Farmacia Reapertura Comercial Horizontal Car_20250416_143553_0000-1

Te puede interesar
_116938024_gettyimages-995305334.jpg

El precio de la ciudadanía romana

Redacción EnSanJuan
Historia10/09/2025

¡Alerta de Spoiler! Impuestos, más ciudadanos, más contribuyentes, más impuestos. Al final nos preguntamos ¿Qué otros eventos aumentaron la cantidad de pasadores de impuestos?

Lo más visto
piedra-rosetta

La piedra que resucitó a los faraones

Redacción EnSanJuan
Historia09/10/2025

Estuvo casi 1400 años en el olvido: la épica de un egiptólogo autodidacta y la coincidencia militar que reveló la clave para leer los secretos de los templos y las tumbas de los faraones por primera vez.